Desviación permanente
y espontánea de los ojos.
Puede ser latente, es decir, no siempre están
desviados, sólo en algunas ocasiones relacionadas
con esfuerzos o con situaciones que producen un
cansancio o deterioro físico, es lo que se
llama foria. Por el contrario en otras ocasiones
se encuentran permanentemente torcidos es lo que
se llama tropia.
Puede ser hacia dentro, endotropia o estrabismo
convergente; hacia fuera, exotropia o estrabismo
divergente; hacia arriba, hipertropia; o hacia abajo,
hipotropia. El más frecuente de todos es
el estrabismo convergente. Cada uno de estos estrabismos
puede tener diferentes aspectos en función
de diferentes características, así
el ángulo de desviación puede ser
variable o fijo, puede ser constante o intermitente,
puede fijar siempre con el mismo ojo o tener una
fijación alterna, unas veces con un ojo y
otras con el otro.
Por todas estas características es muy importante
el realizar una exploración lo más
completa posible a los niños, incluyendo
siempre una dilatación pupilar, pues cuanto
antes se detecte el problema y se instaure el tratamiento
adecuado mejor va a ser el pronóstico y la
recuperación. Habitualmente se empieza por
establecer una graduación y una vez puestas
las gafas hay que valorar la evolución, si
con ello se consigue una mejoría de la visión
y también del grado de desviación
simplemente será necesario controlarlo, pero
si no se consigue una mejoría en el grado
de desviación es posible que sea necesario
una intervención quirúrgica, el tipo
de intervención varía mucho según
el tipo de estrabismo.
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